12 Abr Islandia 2: Atrapado en el hielo.
Lo tengo decidido, nunca mais vuelvo a partir la historia en dos, que luego me entra una pereza enorme terminarla. Ademas, vengo encantado de Suiza, así que mi emoción por Islandia ha quedado casi diluida en mi, cada vez mas, memoria de pez. Ahora sueño con pasar los inviernos africanos y los veranos suizos, en Lucerna, subiéndome algunos de los 82 cuatromiles de los Alpes.
Aún así, como me había dejado los mejores sitios para el final, voy a terminar de contar la historia. Además, mi madre se quejaba de que las fotos de la otra entrada tenían poco color y eran muy desoladoras. Tú quieres color? pues tú tienes color¡.
Volviendo a la historia que os iba a contar, trata de una aventura de amor y coraje, sufrimiento y resistencia, perseverancia, abnegación, desafio, riesgo, etc, etc…. Osea, que por mi mala cabeza, me metí de lleno en el glaciar de Svínafellsjokull (nada mas y nada menos) y no sabéis los sufrimientos y peligros que tuve que afrontar para salir de él. Pa habernos matao, vamos.
Pero antes de continuar, no vaya a ser que la aventura no consiga poneros los pelos de gallina, voy a rellenar la entrada enseñandoos una zona que desde que la ví, me siento como el Endurance, (el famoso navío de Shackleton): atrapado por el hielo. No sabéis lo que me costó alejarme de allí.
Todo empezó una apacible mañana, al alba y con un viento flojo de levante…
…
en la que, a pesar de que yo no había ido a Islandia a luchar contra los elementos, decidí irme hacia el sur de la isla en busca de la aurora boreal. El plan era llegar por la ring road, que es una carretera espectacular (por el paisaje, que no por el estado de la carretera) hasta la bahía de Jokulsarlon, ver las luces del norte y regresar.
Conducir por la ring road es abrirse a un mundo nuevo de sensaciones provocadas por la caprichosa sucesión de indómitos campos de lava, majestuosas cascadas y glaciares de inquietante belleza (¡tóma frase¡, empiezo a sospechar que el colacao caducao tiene efectos secundarios…).
Otro tipo de sensaciones, si acaso más dolorosas, me las proporcionó la policía local. Extraño país éste, que pese a su pasado guerrero, ya no tiene Fuerzas Armadas… No se por qué, pero sospecho que el presupuesto que no gastan en defensa lo invierten en comprar radares de carretera última generación. Mas les valdría gastarse la pasta en comprar un par de misilillos nucleares, y dejarse de estos juguetitos, que me soplaron 22.000 pichiclines islandeses del ala por ir a 114km/h, una barbaridad, oiga.
Aqui abajo fue exactamente donde me la pusieron, frente a éstos restos de la última erupción del Eyjafjallajökull, (como le llamamos por aquí cariñosamente). Alguno pensará que si te ponen una multa en un sitio tan bonito, no importa tanto y es indoloro. Pues ya está empíricamente demostrado, duele, y mucho…
Tras este atraco, paré en un restaurante a reponerme del susto. Ya había probado la carne de ballena ( y eso que estoy en contra de su caza) así que probé la carne de puffin, que es un pollo muy bonito pero que sabe a pescado. Nada nuevo, porque seguro que a mas de uno os han dado pollo con sabor a pescado o viceversa en algún restaurante chino de Madrid, como por ejemplo….( aquí, por poco dinero, podría haber ido la publicidad de su restaurante…).
Bueno, que me salgo por la tangente, y yo lo que queria era traeros a la bahía de Jokulsarlon, el único sitio de Islandia desde el que está garantizado que se pueden ver icebergs desde la costa.
Además se pueden ver algunas focas que acuden a pescar, aunque las muy jodías solo aparecen cuando mas bajas la guardia. Esto es lo máximo que pude fotografiar.
Al salir de la bahía, seguro que pensáis que ya no puede haber nada mas impactante que ésto, bueno, pues daros un paseo por la playa y me contais…
No me digais que no parece el decorado de un anuncio de Swarovski.
Yo solo soñaba con meter este hielo milenario en una gran copa de balón, echar un chorrito de ginebra, removerlo con el dedo y disfrutar… La ocasión se merece algo sibarita, algo así como Sloanes Gin Dry, la mejor ginebra del mundo para el hielo mas antiguo del mundo. Ays, hace tanto que no me dan un gintonic como es debido en Norfolk, que me lo tomaria aunque fuera para desayunar, (sin mojar las galletas).
Y aquí va la aventura. Antes de regresar a Reykjavik y en contra de lo que aconsejaba el sentido común, que es bien sabido que es el menos común de todos los sentidos, decidí adentrarme en el interior de un glaciar. Necestaba sentir la sensación de encontrarme sólo en medio de el.
Así que tras mucho esfuerzo, conseguí bajar por una pared casi vertical de placas de hielo y piedras sueltas hasta el interior de la lengua del glaciar.
Una vez abajo, me animé a adentrarme un poco mas en el glaciar. Enseguida tuve que desistir porque mis botas apenas se aferraban al hielo. Si al menos hubiera llevado mis náuticos…
Recuerdo en el interior el continuo sonido del hielo al resquebrajarse. Era tan fuerte que al principio creí que era producido por les cabres que habría en las alturas. Realmente impresionante…e inquietante.
No recuerdo el tiempo que me quedé disfrutando del momento, perdí la noción espacio temporal (que no significa que me quedé dormido). Después vino el regreso. El camino era muy peligroso. El suelo engañaba y lo marrón, que parecía que ‟era casa” y estabas a salvo, escondía en realidad una capa de hielo que podía romperse en cualquier momento. Hay zonas de este glaciar, el mas grande de Europa, en que la capa de hielo va desde escasos milímetros a los mil metros de profundidad. Me daba un poco de vértigo pensar en ello.
Poco antes de llegar a la pared vertical, la nieve del suelo se hundió ante mi. Menos mal que había tomado precauciones, pues a mis pies se abrió una grieta helada muy profunda y me quedé literalmente colgado en ella. Si hubiera caído en el interior de la grieta habría sido el final, me veía convertido convertido en un polo de naranja (por el abrigo).
Llevaba el teléfono para llamar a los servicios de rescate en caso de urgencia, pero claro, estaba yo para acordarme del nombre del glaciar. Svinafesjokull, ahora que lo veo escrito parece mas fácil…
Así que me encontraba solo ante el peligro, con las uñas de manos y pieses clavadas en el hielo. (Por eso no hay foto, estaba yo para coger la cámara). Me pasé las dos horas siguientes hincando uñas, rodillas y premolares en el hielo hasta llegar a la pared vertical por la que había descendido. Lo había conseguido. Estaba salvado¡¡ Entonces si que saqué la cámara.
Ya en el coche, y con la calefacción al 4 para recuperarme, emprendí el camino de regreso a Rejkiavik. La vuelta, pues ya os la podéis imaginar, aburridísima… más cataratas, campos de lava, eclosiones de color, glaciares, radares, etc etc
Y esta ha sido la historia. Os dije que no daba mucho de sí, no sé que esperabais, pero como podeis imaginar, en persona y con una cerveza de por medio, la cuento mucho mas amena (y exagerada), claro.
Bueno, y como escribía hace poco un amigo en su facebook, como veis, ‟Al final, todo sale bien, y si no ha salido bien es que todavía no es el final”. O algo así…que me liao.
Nacho Ormaechea
Publicado a las 15:46h, 12 abrilPero muchacho, con lo bien que se esta por estas latitudes, haciendo excursiones por Avila, Segovia, etc etc, para que irse tan lejos, si quieres ver focas, las ves en el zoo y si quieres ver hielo y nieve en Navacerrada te lo pasas genial con los niños y los trineos.
Se nota la envidia que das viajando por esos sitios ¿no?
Lo que te falta en como Frank de la jungla, un blog sobre sitios en España, aunque tu cultura televisiva te impida saber quien es Frank de la Jungla.
batusina
Publicado a las 16:54h, 12 abrilMuy chulo el lugar!!! Aunque no te término de ver trepando con uñas y … No ibas a venir por aquí??? Dinos algo!!!
Rafa
Publicado a las 18:28h, 12 abrilAs ussual, vives de milagro!!
Pilar Carmona
Publicado a las 18:27h, 15 abrilMe muero de envidia. Voy a alquilar una barca en el Retiro!