20 Jun Gabón: La selva impenetrable
Por si alguien todavía no se ha dado cuenta, a mí lo que me gusta es el desierto, allí dí mis primeros pasos y allí me gustaria terminar el camino, pero a veces me da por variar y recorrer otros mundos.
Y da igual donde vaya, cada vez que salgo de casa me invade una extraña sensacion: Siempre necesito mas, perderme en cada camino, arriesgarme, dejarme llevar, meterme en líos, enamorarme, perder la cabeza, recuperarla a los 2 dias, probarlo todo ( aquí estoy hablando de comida, no sé que habréis entendido…)
Busco desesperadamente aquél lugar donde quedarme para mucho. No se cual será ese sitio, pero como dicen en el Rif: «Maktub» (todo está escrito), así que sigo buscando, que un día aparecerá.
La verdad es que en los últimos doce meses he creído encontrar ese lugar en Libia, Túnez ( aquí me quedaría a vivir en el bar La Cloisteri, qué barbaridad, qué sitio¡), Egipto, Marruecos, Djibouti, Etiopia, Tanzania, etc etc, y cómo no, hace poco me pasó con Gabón.
Y es que, aunque cualquier viaje que se hace al continente del león y los amaneceres púrpura, se convierte en especial, os contaré que me bastaron tan sólo 4 cosas para pensar que éste sitio podría engancharme:
1.-Un camino. Y la necesidad de recorrerlo en moto hasta el final, el inaccesible Loango, el paraíso, allí donde hasta los hipopótamos hacen surf en la playa…
(ojo que esta foto no es mía que es de la BBC, pero es que si no nadie se lo iba a creer)
2.-Una playa. Todavía me inquieta el recuerdo de aquel capitaine grillé que saboreé en el Hoteliere du Phare. Y mas todavía el posterior paseo desnudo por la playa de La Sablière, dejándome sorprender por el atardecer, perdida la noción del tiempo mientras lanzaba poesias al viento y a las olas. ( no se si se me ha ido la mano con la escenificación de mi éxtasis 🙂 )
3.-Una selva. Tan inexpugnable, tan atrayente y tan desconocida para mí. Que gran verdad es eso de que uno no sabe que tiene hambre hasta que te ponen delante un plato que te gusta. No lo cambio por el desierto, pero…
4.-Y por supuesto, un bar,( bueno, más de uno) quiero volver a cenar en el Skylife de Libreville y digerir la cena con ayuda de un gin tonic en el No Stress bar.
Pero volvamos a la selva. Cuentan que cuando el Ché aterrizó en Congo (RDC) como apoyo cubano a la causa de los rebeldes Simba (que para el amor o la revolución no hay distancia grande), Laurent Kabila le advirtió que no había llegado para hacer el Tarzán. Consejo que podía haber seguido yo, porque exactamente así me sentía y claro, la Selva se encargó de demostrarme que me creía Tarzán de la Selva cuando en realidad era más como Dani de Vito en «Tras el corazón verde».
El primer intento de vencer a la selva fue por tierra, así que alquilé un coche con la idea de llegar hasta Coco Beach en la frontera con Guinea Ecuatorial. Difícil. (Aunque me costó varias horas aceptarlo).
Resuelto a no darme por vencido, la segunda intentona fue atravesando el parque nacional de Akanda para intentar acortar dicha ruta. Imposible.
Y finalmente probamos a adentrarnos en la selva remontando en pirogue el río Ogooué y el estuario de Gabón hasta el parque de Wonga Wongue. Locura.
Lamentablemente, ahora que se pone interesante voy a cortar que veo que me he enrollado mucho.
Como podeis imaginar, todos los intentos fueron un desastre, pero no estuvo mal la aventura, verdad Micky? Yo me alegro de que al menos lo intentáramos..
Javier
Publicado a las 17:13h, 20 junioya te vemos, no paras.
JL MATE
Publicado a las 17:51h, 20 junioMuy interesante Cuchara, espero la segunda parte después de este «interruptus».
Un abrazo
Nuria
Publicado a las 14:47h, 21 junioComo siempre dando envidia al personal. Increíble!! Otro sitio que apunto en mi lista de sueños por cumplir. Bueno igual algún dia me llevas…
undiaenlavidadecuchara
Publicado a las 16:30h, 21 junioBueno, como ya he conseguido que os engancheis a África, nos va a dar tiempo a hacer muchos viajes. Seguro que acabamos tomándonos unas cervezas en la playa de la Sabliere.
javier
Publicado a las 08:08h, 25 juniomuy interesante, como siempre