16 Ago Tanzania: el Ol Doinyo Lengai

Después de haber estado pastoreando a 17 mujeres ( y dos tíos para compensar) durante unos cuantos días por tierras de Kenia y Tanzania, su marcha me dejó un vacío tan grande que tuve que aplicar medidas de choque para reparar el alma resquebrajada.

En estos casos, la primera cosa que me pasa por la cabeza es rellenar ese vacío con un gin tonic, y de paso brindar por la paz recuperada, pero como esa solución sólo tiene efectos temporales, yo prefiero (ademas del pelotazo, claro) hacer algo especial que alivie mi penar.

Y así fue como decidí bajarme del camión en Mto Wa Mbo, dispuesto a adentrarme por ese camino que me conducía a aquél lugar especial que llevaba años haciendo run run en mi cabeza ( reconozco que a veces me hacen run run cosas extrañísimas).

Vamos que los pajaritos que de pequeño anidaron en mi cabeza me insistían en la necesidad de subir otro volcán en actividad, el Ol Doinyo Lengai, la montaña sagrada de los masais. Y yo como el Presidente Maduro, le hago caso a los pajaritos que vienen a decirme cosas…

Según los masais en la cima habita su Dios Engai, el esposo de la Luna, y yo quería aprovechar que pasaba por ahí, para preguntarle como hace para mantener la llama viva en una relación tan a distancia, porque a mí siempre se me ha dado fatal.

Al pie del volcan se extiende el Lago Natrón, otro lugar de serena belleza que te sacude el alma haciendo aflorar tus sentimientos y que como podéis observar en estas líneas además te pone un poco tierno y moñigón.

El lago Natrón junto con el Nakuru de Kenia tienen una de las colonias mas importantes de flamencos de todo Africa. Ademas, las aguas alcalinas del Natrón tienen el ph mas alto del mundo, un 10,5 lo que no sé muy bien es para que vale, pero ahí dejo el dato. Algo he leído sobre el ph en los botes de champú cuando se me olvida llevarme el móvil al cuarto de baño, pero seguiré documentando sobre el tema…

Esta foto es tan bonita que la he dejado con mas resolución por si hay alguna persona (humana) que se quiere hacer un póster, forrar una carpeta, qué se yo…

Volvamos al volcán, que me disperso enseguida. Una de las maneras mas baratas ( y que desgraciadamente no suele coincidir con la mas cómoda) de llegar allí es coger el autobús en Mto Wa Mbo y por 10.000 pichiclines tanzanos te deja en la localidad de Ngare Sero, a orillas del lago.

Este trayecto también va a hacer aflorar tus sentimientos, pues al terminarlo vas a sentir que te duele todo el cuerpo, hasta en lo mas profundo. Aún así, el calor, el polvo, el olor, los botes, el estado del camino y la ‟alta densidad ocupacional” de cada rincón del bus no impidieron que fuera disfrutando del paisaje que iba apareciendo al otro lado de la polvorienta ventana.

Y así, disfrutando por el camino de baobabs, acacias, aldeas masais, cráteres extintos, cebras, hienas y chacales…se me pasaron volando ( es un decir) las casi 5 horas que tardamos en recorrer los 60km que hay hasta Ngare Sero.

Por cierto que los chicos de la foto de arriba son unos masais que acababan de terminar la ceremonia de la circuncisión por la que pasan de la infancia a la etapa de guerreros o morán. Esta ceremonia tiene lugar cada 4 ó 5 años así que es suerte poder verlos. Tras la ceremonia se pasan cuatro días encerrados en una choza y cuando salen les pintan la cara de blanco y en ocasiones les ponen plumas de avestruz. En España para pasar de la infancia a la etapa guerrera había que aprobar la selectividad, y encima si no aprobabas te quedabas mas de cuatro días encerrado en casa, ya me diréis que sistema os parece mas cruel…( En fin, son solo reflexiones en voz alta).

Y hablando de la infancia, hago aquí un parantesis para recordar un problema matemático de aquella epoca.

Enunciado: Tres autobuses salen a la vez de tres localidades diferentes y van circulando por caminos solitarios.

Pregunta: Que posibilidades tienen de chocarse entre sí en el peor sitio de los tres trayectos?

Respuesta: parece ser que todas las probabilidades. No se ve el tercer bus pero lo había, lo que pasa es que me pillaron escaqueándome y tuve que hacer como que arrimaba el hombro para ayudar a sacarlo del wadi, por lo que no pude documentarlo.

Volviendo al volcán, debido al calor extremo de la zona, la subida al volcán se realiza durante toda la noche y se desciende al amanecer. Mi gran preocupación era que al atardecer la montaña se ocultó tras una gruesa capa de nubes y había grandes posibilidades de pasar la noche en blanco para no ver nada. Ante estas condiciones pasé las horas dubitativo sobre la conveniencia de subir o no hasta allí. Al final, como siempre, reflexioné profundamente, pensé que era lo mejor e hice lo contrario, muy típico en mi y que me ha metido en no pocos líos pero que me ha dado tantas satisfacciones.

Ademas tenia que subir, yo sabia que allí arriba se encontraba el lugar donde los sueños que otros no entenderían se hacen realidad.

Y por acortar la historia que ya he visto que me liao demasiado, aquella noche a las 12 en punto, con esa puntualidad que me caracteriza y tras apurar dos copitas de vino salí desde el tented camp de Moivaro (que por ser guía de Kananga me hizo superoferta) en dirección al volcán. Tardé casi seis horas en subir los 2900m de desnivel, pues los náuticos, mojados todavía por la cascada que había ido a ver esa tarde me dificultaban la ascensión.

Unfortunately cuando al amanecer fui a tomar la primera foto, entre la espesa niebla, la hp de la cámara se quedó sin batería. Tras pronunciar un sónoro cáspita, me resigné y me dispuse a disfrutar de la visión. No importaban las fotos, éste era una viaje al interior, un capítulo mas de esa búsqueda permanente de mi yo que me obliga a vagar errante para encontrarme… ( ósea que por esta vez la foto que pongo no es mía, pero así podéis imaginar lo que veía entre la niebla)

No hice fotos arriba, pero lo poco que vi se quedará para siempre en mi memoria, hasta que venga el alemán ese que últimamente me esta escondiendo las cosas y me formatee definitivamente la memoria. Mientras tanto, allí fui muy feliz y todavía lo soy cuando recuerdo aquellos instantes. Por eso os lo cuento.